17 Muestra SYFY de Cine Fantastico

Una cobertura de CLAUDIA LÓPEZ - ALBERTO CARPINTERO y TOÑO MONGE - planeta5000.com

SYFY

Muestra SyFy 2020

Ya son diecisiete las ediciones que ha cumplido esta fantástica, nunca mejor dicho, muestra de ciencia ficción y terror. Diecisiete años de puro placer cinéfilo que los fans disfrutamos sin parangón. Cuatro días donde la realidad se aleja de nuestras vidas y solo lo fantástico tiene cabida. Este año con la crisis de Covid 19 nunca estuvo la realidad tan distorsionada y tan en concordancia con la Muestra. El terror se hace real y la ficción amplia sus límites. Y en este contexto de desorden y desconcierto, todos los “mandanguers” encerrados en la sala 1 vitorean y abuchean las mejores cintas del cine fantástico de este año. Las mejores y también las peores, pero no hay ambiente mejor para disfrutar ambos polos.

De la impresionante programación destacaremos unos cuantos títulos, para que los tengáis presentes si por casualidad se estrenan o aparecen en los siguientes meses por alguna plataforma. Historias tan originales como la propuesta por Bacurau (Juliano Dornelles, Kleber Mendonça Filho, 2019), cinta brasileira que parece pertrechada por Gabriel García Marquez o Juan Rulfo, si se hubiesen aliado con Sam Peckinpah o un Samuel Fuller furioso, o incluso con John Woo en su etapa americana de finales del siglo pasado. Es como si mezclásemos la auténtica tierra y la raza de los pueblos del interior de Brasil, esos campesionos tan bien retratados por Glauber Rocha, con una acción rabiosa, casi naïf, de cintas de serie b o de a pero que rechazan la perfección, porque no la quieren, ni la necesitan. La cabeza de Alfredo García llena de moscas o el viaje a los infiernos para enterrar al pobre Melquíades Estrada. Un descenso a lo más visceral y primario del ser humano para renacer como un bello poema, desde las mismas entrañas de la Madre Tierra.

También vimos películas anodinas, con poco interés, aunque cierta gracia, como The Cleansing Hour (Damien LeVeck, 2019), donde un falso exorcista tendrá que enfrentarse a un demonio real. Propuesta interesante aunque un tanto estirada como idea. Despuntan golpes de humor absurdo pero en una totalidad inconsistente.

Hubo propuestas tan malas y divertidas como The Pool (Ping Lumpraploeng, 2018) o Rabid (Soska Sisters, 2019), remake desangelado de una de las primeras obras de David Cronenberg. Sin la fuerza ni la gracia de la obra del maestro, queda una cinta donde prevalece la torpeza narrativa. Lo único que comparte con aquélla es la falta de presupuesto.

Grandes obras también nos dejó la Muestra. The Lodge (Severin Fiala & Veronika Franz, 2019) y Le Daim (Quentin Dupieux, 2019), tal vez sea lo mejor que vimos en esta edición. El tenebrismo de la obra de Fiala y Franz es irrespirable. No admite concesiones esta historia envuelta en fanatismo cristiano. Facil es que se la relacione con historias como Hereditary (Ari Aster, 2018) pues conectan en su visión oscura del terror, sin apenas espacio para la comedia o la esperanza. En cambio en Le Daim sí hay humor y mucho, aunque negrísimo, y una visión de la vida desde un prisma infantil, juguetón, como aquéllas estupendas comedias francesas de don Luis Buñuel. Y es que hay algo que emparenta al maestro de Calanda con Dupieux; una forma de entender el mundo o no entenderlo y un estilo de plasmación libre de complejos.

No podía faltar Takashi Miike en la Muestra. Pudimos ver First Love (Takashi Miike, 2019), una obra de gran fuerza y estilo. Larga y confusa pero dirigida “como Dios”, como nos tiene acostumbrados el nipón. Un autor de su altura y talento, que es capaz de hacer tres películas al año sin despeinarse. Una peli mala de Miike es bastante mejor que una buena de cualquier otro. Con más de cien títulos a su espalda y a pesar de solo haber escrito cuatro de ellos, se puede afirmar que Takashi Miike es uno de los grandes autores de nuestro tiempo. Hecho que demuestra que no solo son autores los que escriben las obras que dirigen.

Y para finalizar hablaremos de tal vez la película más peculiar de toda la Muestra, que no es otra que la vuelta al ruedo de Richard Stanley, cineasta maldito, que casi pierde la cabeza por su malogrado Moreau (La isla del dr. Moreau (John Frankenheimer, 1996)). Más de veinte años después vuelve al cine, rescatado entre otros por Elijah Wood como productor, con un proyecto de una serie de películas que adapten a Lovecraft. Como primera de ellas, tenemos Color Out of Space (Richard Stanley, 2019), y al mando nada menos que a Nicolas Cage, experto en histrionismo y figura de referencia en la Muestra. Entre lo extraño de la historia, los geniales FX, el psicotrónico uso del color (realizado por la empresa española USER T38) y las muecas y desvaríos del inefable Cage, estamos ante un show que es digno de verse. Alberto Carpintero

Color Out of Space

The Boy II: La maldición de Brahms por Claudia López

Desde Planeta 5000 tuvimos el placer de acudir a ver The Boy 2 en la muestra SYFY. La película, dirigida por William Brent Bell, narra cómo una familia se va vivir al campo tras experimentar una situación traumática, en la que unos extraños entraron a robar a su casa. Jude, (Christopher Convery) el niño, tras esa experiencia quedó sin voz por el trauma y los padres deciden tratar de recuperarse lejos de la ciudad. Encuentran una casita pequeña, cerca de la mansión Heelshire, que recordamos de la primera parte The Boy (William Brent Bell, 2016). Al parecer esta casa es el antiguo hogar de los criados de la mansión y, enterrado en los jardines, el pequeño encuentra un aterrador muñeco de porcelana en aparente buenas condiciones. El niño se lo lleva a casa y le pone un nombre: Brahms.

El espeluznante muñeco lo recordamos de la primera película, que jugaba con las expectativas del espectador, en un entramado de cine gótico, pero en la que el muñeco no tenía vida, y era en todo momento manejado por el auténtico Brahms, que vivía detrás de las paredes. Este primer film supuso todo un pelotazo que se granjeo las buenas críticas de los espectadores y que recaudó 7 veces lo invertido. Este éxito hizo suponer que tendría una segunda parte, que nos ha llegado en 2020 y en España se estrenará en cines el 9 de abril. En esta segunda parte, aunque se aleja de la premisa de la primera historia en la que no hay nada sobrenatural en el muñeco, sino que lo que realmente aterra son las personas, recupera ciertos aspectos de la primera como puede ser la mansión, con sus dobles paredes y habitaciones secretas, la idea de árbol genealógico maldito y, por supuesto, el aterrador muñeco.

Jude entabla una relación con Brahms con quien incluso recupera el habla, sin embargo, su madre, Liza, (Katie Holmes) pronto empieza a ver que no todo es tan normal como parece. El muñeco sigue con sus reglas (que ya tenía en la primera parte del film), y no tolera que nadie de la familia se las salte. El niño cada vez está más asustado, sin embargo está completamente atrapado entre un muñeco que le asusta y unos padres que no le saben entender. Liza tampoco es comprendida ni apoyada por su marido Sean (Owain Yeoman), que la culpa de la situación de su hijo, porque ella tiene pesadillas con lo ocurrido en la ciudad.

Si la película decepciona es únicamente por las grandes expectativas que nos dejó la primera. La parte más original de la película la encontramos en el último giro, y aún así está bastante manido, especialmente si lo comparamos con el giro de su antecesora. Lo cual sorprende si tenemos en cuenta que no sólo se trata del mismo director, sino que también la guionista es la misma en ambas películas: Stacey Menear.

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