La autopsia de Jane Doe (2016) una crítica de Claudia López

La película (Gran Premio del Jurado Sitges 2016) supone un ejercicio de suspense a manos del director André Øvredal, conocido por su found footage Troll Hunter. Especialmente da mucho miedo y provoca tensión la primera parte, que se centra en una pequeña funeraria, donde el dueño y su hijo tratarán de descubrir la causa de la muerte de una bella joven, víctima de un misterioso crimen. Tras un día de aparente calma, la policía les entrega el cadáver encontrado en una casa donde se han cometido unos terribles asesinatos. Los diálogos, la atmósfera opresiva y los personajes Tommy y Austin Tilden, (interpretados por Brian Cox y Emile Hirsch) se encargan de ir creando in crescendo un clima de desasosiego y misterio que desemboca en una segunda parte mucho más convencional, centrada en los sustos y en los efectos especiales. Contendrá además, todos los elementos clásicos de los films de terror: luces que parpadean, lugares lúgubres, sombras que se mueven y música con repentinas subidas en los sustos, pero logrando su objetivo: aterrorizar al espectador.  

El título se debe al desconocimiento de la identidad de la mujer a la que deben hacer la autopsia. En EEUU se conoce como Jane Doe (para mujer) y John Doe (para hombre) a las personas cuya verdadera identidad es desconocida o prefiere mantenerse en el anonimato. Del mismo modo, se puede usar para designar un cadáver de identidad desconocida, que es a lo que alude el título del film. Así nada sabemos de cómo llegó ese cadáver al sótano de una casa, ni absolutamente nada de ella en un principio. Pero como el forense exclama al principio del film “todo cuerpo tiene sus secretos y hay que saber descifrarlos”, cuando comiencen la autopsia cada nuevo descubrimiento será más inusual que el anterior, y todo ello sin hallar en ningún momento la causa de la muerte. Aunque para todo puedan encontrar una explicación, al mismo tiempo son cosas demasiado extrañas para que tengan sentido, como el caso de que encuentren los pulmones totalmente abrasados pero la piel intacta, sus cicatrices interiores, sus extraños tatuajes bajo la piel o su cintura de avispa. Todo ello dilucidándolo como en una investigación policial, que mantiene el suspense al máximo.   


Del mismo modo, las pocas localizaciones están muy bien aprovechadas, la morgue, situada en el sótano de la casa de los forenses y la noche tormentosa son dos de los elementos del cine de terror clásico, sin embargo, poco tiene de clásico este film cuya primera parte propone algo totalmente novedoso. Los muertos que están en la morgue antes de la llegada de Jane Doe, y el miedo ancestral del ser humano ante los cadáveres juegan así mismo su baza dentro del film. La relación padre e hijo, así como las relaciones con sus respectivas parejas está perfectamente en sintonía con el resto del film, creando un clima de naturalidad en las relaciones, que dota de un grado de credibilidad a la terrorífica película. No debemos olvidar tampoco a la actriz irlandesa que será nuestra Jane Doe: Olwen Kelly,  quien tiene la difícil tarea de lograr convencer al espectador de que una persona viva estaba muerta, para ello tuvo que recibir numerosas clases intensivas de meditación y yoga para interpretar correctamente al cadáver, minimizando al máximo su respiración. Sin embargo, todavía queda un resquicio en toda ella que nos hace preguntarnos si está realmente muerta, algo que el propio Øvredal trataba de conseguir. En un principio se nos presenta como una víctima de terribles torturas, mostrándola como un ser vulnerable, pero poco a poco el punto de vista cambiará. Un personaje tan terrorífico que sin mover un músculo logra que el espectador se agazape en su butaca.

TRAILER The Autopsy of Jane Doe

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