C R I T I C A S Y R E P O R T A J E S

SCREAM 4 (por Maria Gallardo)

Han pasado ya 15 años desde que un puñado de adolescentes hormonados vimos como una joven Drew Barrymore recibía una sospechosa llamada telefónica mientras se preparaba unas palomitas para disfrutar de una película de terror. Sin saberlo se estaba convirtiendo en la primera víctima de una larga lista de asesinatos que elevó estrepitosamente el nivel de mortandad de un pueblecito llamado Woodsboro. “Scream: Vigila quien llama” consiguió cautivar a ese público de muchachitos imberbes que nunca antes habían visto una película de terror en la que el asesino además de ser torpe y creativo, era un erudito en lo que al género se refiere. Estudiantes cinéfilos, novios celosos, reporteras sensacionalistas, policías aturdidos y un montón de tías buenas fueron los protagonistas que trataron de librarse de la puñalada mortal de “Ghost face” en las posteriores entregas, “Scream 2” y “Scream 3”. Cuando parecía que la trilogía estaba cerrada de mala manera, Kevin Williamson y Wes Craven vuelven a la carga con “Scream 4” dispuestos a recuperar el espíritu original de las dos primeras. Sydney Prescott, Gale Weathers, el Sheriff Dewey y un montón de adolescentes freaks reaparecen para experimentar altas dosis de terror y diversión en un ambiente que, a pesar de la presencia de las nuevas tecnologías como el mundo iPhone y los blogs, consigue transportarnos de nuevo a la década de los 90.
“Scream 4” abre con un prólogo inteligente y desternillante en el que vuelve a la reflexión sobre el cine de terror, especialmente acerca de los conceptos de original y remake, incluso me atrevo a decir que esta última es casi un remake de la primera pero al revés (al verla lo entenderéis). Una cinta plagada de citas y detalles cinéfilos que harán reír a los admiradores del género y que se ha reinventado pasando de las innovaciones tecnológicas como el 3D o los impresionantes efectos visuales que caracterizan a las producciones de terror de hoy en día, y decide apostar por una imagen muy parecida a la que disfrutamos antiguamente. Si te apetece volver a reírte frente a la pantalla, a ver chicas destripadas, a preguntarte constantemente quién será el asesino y a devanarte los sesos con las adivinanzas de “Ghost Face”, no esperes más y ve a verla porque realmente merece la pena.

www.widepictures.es/scream4

 

SPLICE por Maria Gallardo

 

La última película de Vicenzo Natali, es una mezcla de terror y ciencia ficción sobre la investigación genética y los conflictos éticos en el mundo de los experimentos científicos. Trata sobre una pareja de apasionados investigadores (Adrien Brody y Sarah Polley) que deciden dar vida a una extraña creación formada a partir de cromosomas de todas las especies animales, además del humano. Piensan que será el descubrimiento del siglo, pero se van dando cuenta de que la evolución de la criatura (a la que llaman Dren) no es la esperada: es inteligente y sensible, pero posee una naturaleza fuerte y extremadamente agresiva que son incapaces de controlar.

Con su última propuesta, Vicenzo Natali no consigue deslumbrar al espectador como hizo anteriormente con películas como “Cube” o “Nothing”, ambas dotadas de una genialidad desbordante que han llegado a convertirse en cintas de culto. En Splice, el resultado es una película más o menos convencional de ciencia ficción, larga e irregular. Respecto a su nuevo trabajo, Natali comenta: “lo que quise cambiar respecto a mis primeras películas, es que aquí los personajes toman las riendas de la acción. En las anteriores se veían inmersos en algo grande que debían comprender y de lo que debían escapar. Aquí, ellos deciden su propio destino”.

Son & Moon. Diario de un astronauta por Maria Gallardo

Michael López-Alegría, el primer astronauta nacido en España que ha viajado al espacio, es el protagonista de este documental dirigido por Manuel Huerga (“Antártida”, “Salvador”). Es una grabación personal capturada a base de cámaras de baja calidad, en el que se cuenta en primera persona las experiencias de Michael durante los 6 meses que permaneció en la Estación Espacial Internacional a 400 kilómetros de la tierra.

Grabada y narrada por su propio protagonista, “Son & Moon”, nos acerca a la vida cotidiana del comandante Lopez-Alegría durante su misión espacial: las pruebas preparatorias, sus sensaciones personales, la convivencia con sus compañeros, la alimentación, el ocio… pero sobre todo se centra en sus reflexiones como padre cuyo trabajo le impide estar cerca de su hijo durante largas temporadas.
Esta película documental es una carta de amor confeccionada especialmente para Nico, el hijo de 7 años de Michael, con el que intenta mantener las conversaciones y los lazos mediante viodeoconferencias. Michael Lopez-Alegria comenta “los momentos más difíciles para mí fueron su cumpleaños, la navidad, pero sobre todo cuando su madre me dijo que Nico había estado mintiendo. Me preocupó no poder estar a su lado, instruirle y ayudarle en los valores morales.”

Fotos (Maria Gallardo):
El director Manuel Huerga en la presentación de la película en Madrid.

 

El astronauta de origen español Michael López-Alegría junto a su hijo Nico, ambos protagonistas del filme.

Sin nombre por Alberto Carpintero

 

“Sin nombre” cuenta la historia de dos personas en busca de una salida. Sayra, de Honduras, quiere llegar a Estados Unidos para empezar de nuevo. Casper, miembro de los maras, huye de sus compañeros, que quieren matarle. Sus vidas se juntan en un tren con dirección a la frontera estadounidense.

Cary Fukunaga, director de la cinta, ganó el premio al Mejor Director en la pasada edición del Festival de Sundance. Con ésta, su primera película, demuestra que tiene talento y fuerza para contar historias.

La fotografía, también ganadora en Sundance, es muy buena y el guión es coherente y creíble, aunque también hay más de una escena previsible.

“Sin nombre” es una película bastante recomendable, pero no se esperen una nueva “Ciudad de Dios” porque no es para tanto.

 

“Today is a good day to die” Por: Nicolás Afonso


En 1996, el género de la Space Opera agonizaba, profundamente afectado por producciones de dudable calidad en sus argumentos como la saga de las galaxias de George Lucas o las infumables secuelas de Star Trek, sólo aptas para incondicionales de la serie.

El panorama se presentaba sombrío hasta que llegó Paul Verhoeven. El realizador holandés, que nunca había dejado indiferente a nadie con sus anteriores metrajes, recogió el guante lanzado en la década de los años setenta y presentaba Starship Troopers, basada, por decir algo, en la novela homónima de Robert A. Enhilen. Verhoeven, que más tarde reconocería que no fue capaz de leerse este clásico de la literatura de Ciencia Ficción, tomó un boceto de guión preparado de forma efectiva por Ed Neumeier y lo moldeó para expresar sus miedos infantiles surgidos a raíz de la ocupación alemana de su Holanda natal.

En esta película, Paul Verhoeven especula con una sociedad fascista y militarizada, en la que todo gira en torno al privilegio social que supone convertirse en ciudadano en contraste con la sociedad civil, para lo cual, es necesario cumplir con un duro servicio militar. Robert A. Heileim justificaba la ciudadanía por el hecho de que sólo aquel capaz de arriesgar su propia vida por el estado puede tener el privilegio de regirlo. Sin embargo, en esta versión cinematográfica, la ciudadanía es un verdadero filtro social que lleva a una sociedad completamente alienada y como no, perfecta en sus formas pero con los pies de barro. Esta corrupción se pondrá de manifiesto cuando la humanidad emprenda una guerra contra una raza alienígena compuesta por organismos asociativos y altamente especializados que nos recuerda a las sociedades de insectos colmeneros.

El resultado, fue un metraje en el que un puñado de actores semidesconocidos encabezados por Michael Ironside son conducidos con efectividad y que dotó de efímero caché a algunos de ellos (Denise Richards y Casper Van Dien, por ejemplo). En Robocop y Desafío Total (Total Recall), Verhoeven exploraba los excesos del sistema capitalista, con la concentración de poder parejo a la concentración de capital y la supeditación a estos de las consideraciones morales de cualquier tipo. En Starship Troopers, nos encontramos con un ensayo sobre las consecuencias de los totalitarismos militaristas y la manipulación mental de los ciudadanos sometidos. Son dignos de mención algunos guiños a determinados paralelismos con los Estados Unidos contemporáneos. Por ejemplo, la jura de los reclutas, es una parodia de la ceremonia por la cual se recibe la ciudadanía americana y que consiste en jurar la constitución. Los bailes de graduación, los partidos de fútbol americano de secundaria, son algunas otros guiños ¿Nos muestra Verhoeven su temor a que el país norteamericano se encamine hacia una sociedad como la descrita?

A decir de muchos, en el debe de esta película, está la poca literalidad con la que se aborda la novela original y que excede las “licencias” que el cine de Hollywood suele imponer a sus producciones. Así, la infantería móvil, nos recuerda más a la Wermach que a los ingenios ultra tecnológicos que tan magistralmente describe Heileim; si bien, podemos encontrar algunas de estas aportaciones interesantes, como puede ser el hecho de despojar de tecnología a los enemigos alienígenas para poner de manifiesto la vulnerabilidad humana.

A Starship Troopers le siguió una secuela de calidad muy pobre (Starship Troopers 2: Héroe de la federación). Esta secuela debería ser vista con ojos distintos a la de una gran producción como su predecesora, mejor como un film de serie Z puro y duro.

Parecía muerto el universo que tan hábilmente había creado Verhoeven hasta que Ed Neumeier, el guionista de la primera entrega, nos hizo llegar recientemente la tercera parte de la serie, Starship Troopers 3:Marauder. Más ácida quizás que la primera (el Sky Marshall es un personaje absolutamente mediático que despierta la hilaridad en el espectador), esta cinta, que probablemente no será distribuida en cines, recupera a Casper Van Dien como un Johnny Rico convertido ya en oficial y que es acompañado de la hermosa Jolene Blalock (oficial T’Pol en la serie Star Trek:Enterprise) , para narrarnos una más que interesante historia repleta de guiños al cine de ciencia ficción (Pitch Black, Alien el octavo pasajero, e incluso el Planeta de los Simios). Tras una nueva batalla perdida por parte de la humanidad, una nave que pretende evacuar personal crítico es derribada sobre un planeta ocupado por fuerzas alienígenas. Los protagonistas supervivientes empiezan una desesperada marcha a través de lo que parece ser un mundo yermo en la que se verán sometidos a todo tipo de pruebas y que finalmente nos desvelará el plan maestro arácnido para someter a la raza humana.

Adolece esta entrega, eso sí, de la originalidad que nos deslumbró en la primera así como de su ritmo. Sin embargo, Neumeier se muestra como un alumno aventajado de Verhoeven y juega con el espectador. Los protagonistas, se van despojando de sus uniformes y con ellos de la simbología fascista que dominaba la primera entrega, al tiempo que van abrazando la fe cristiana como única esperanza de salvación. Sólo en el último momento, se desmontará de forma abrupta este mensaje para ridiculizarlo mostrándose como una parodia de la ola de conservadurismo religioso que asola los Estados Unidos y que ha impregnado numerosa filmografía en los últimos tiempos (Soy Leyenda, por ejemplo).

En resumen, una cinta muy interesante que aporta y complementa a la primera a pesar de no llegar al nivel de esta última.

SOY LEYENDA

CINE APOCALÍPTICO

Por: ALFREDO PANIAGUA

El cine fantástico es una fábula, y como tal, enseña cosas que el espectador aprende sin darse cuenta, de forma “amena” y figurada. Igual que las fábulas de Esopo ponían al ser humano frente a todo tipo de animales que le hacían de análogo y contrario al mismo tiempo, el cine fantástico nos presenta una cohorte de monstruosas mutaciones de nosotros mismos o nuestras pesadillas: vampiros, hombres lobos, bestias del submundo, aliens del espacio exterior, etc. Estas pesadillas, en la cultura contemporánea, han reflejado un estado de ánimo y una forma de percibir el mundo en que vivimos; claro, siempre hablando del mundo occidental y su devenir porque el resto del planeta nos la trae al fresco.

Actualmente, el grueso del cine fantástico se ha centrado en producciones que podríamos tildar de “cine apocalíptico”que nos muestra un mundo devastado de forma casi irreversible. El origen de la avalancha de títulos que han llegado a nuestras pantallas y del que aún queda por llegar es la realidad misma de los medios de comunicación: una guerra global contra el terrorismo, el miedo post-11S, el cambio climático, la aparición de nuevas/viejas pandemias…Las películas de las que hablamos reflejan un miedo atávico, la sospecha de que podemos, o estamos a punto de destruir el mundo y perder todo el bienestar logrado; los culpables seremos nosotros mismos, sin nada que achacar al alien de turno. Creemos estar terminando una etapa de nuestra civilización, llena de esplendor, y dar a paso a otra de incertidumbre donde todo no será tan de color de rosa…quizás se acercan tiempos duros y el imaginario fantástico quiere presentar sus nuevos iconos. Podemos hacer una lista de películas que ya hemos visto y que reflejan el estado de ánimo del cine fantástico en este aspecto:

28 días después (28 days later, 2003) dirigida por Danny Boyle abre el fuego con lo que sería el icono culpable directo de la desaparición de nuestra civilización: un virus creado por el hombre que convertiría a las personas en veloces y sanguinarios zombis. Gran Bretaña se convierte en un Armagedón en tan sólo unos días. Sin duda las referencias literarias de este film son Soy Leyenda (I am legend, 1954) de Richard Matheson y El Día de los Trífidos (Day of the Trifids, 1951) de Richard Wyndham. Cuenta con una secuela dirigida por el español Carlos Fresnadillo 28 semanas después (28 weeks later, 2007) en la cual, 28 semanas más tarde de la propagación del virus, la infección se habría controlado y el hombre ya sería capaz de reparar el daño hecho construyendo una primera colonia para la repoblación de un Londres desolado.

Amanecer de los muertos (Dawn of the Dead, 2004), remake del clásico de George A. Romero, no apunta un comienzo del Apocalipsis pero no cabe duda que el zombi protagonista del film es similar al de 28 días después.

Rec (Rec, 2007), dirigida mano a mano por Jaume Balagueró y Paco Plaza, propone un nuevo comienzo para el Apocalipsis creando una atmósfera aplastante y una historia sin concesiones en un entorno cotidiano y familiar como es el bloque de una comunidad de vecinos. Nuevamente, los infectados por el letal virus son primos hermanos de los zombis de 28 semanas después.

Todavía quedan otras películas de género apocalíptico por llegar: Doomsday (2007) de Michael y Peter Spierig, Daybreakers (2007) de Neil Marshall, éstas reincidiendo en el tema del virus caníbal, o el nuevo trabajo de M. Night Shyamalan, The happening (2007) que apunta al cambio climático como causante del Apocalipsis. Nos preguntamos si algunos de estos títulos serán sólo exploitation o aportarán algo nuevo a lo visto, pero de cualquier manera no parece que se vaya a agotar el filón cuando Guillermo del Toro está produciendo el film Haters (2008) que vuelve a incidir en la propagación de un violento virus.

SOY LEYENDA, LA NOVELA

Aparte de las mencionadas producciones, que han conseguido y conseguirán grandes éxitos de taquilla en nuestras salas, un nuevo proyecto llevaba gestándose desde hacía años en Hollywood, se trata de la adaptación del libro de Richard Matheson (USA, 1926) Soy Leyenda (I am Legend, 1954). Una nueva vuelta de tuerca al género apocalíptico con premisas argumentales parecidas a los films mencionados.

Richard Matheson ha destacado como un escritor de terror más que como un escritor de ciencia ficción, y sin embargo, Soy Leyenda atiende más a éste último género: a causa de un virus desconocido la humanidad se convierte en una grotesca kermesse vampírica, y sólo Robert Neville parece inmune a él; sus días transcurren lánguidos buscando una cura y exterminando a cuantos vampiros encuentra a su paso, y durante las noches ha de soportar el acoso de los monstruos. Paralelamente, una nueva raza de vampiros con un carácter más social y organizado está levantando una nueva civilización a partir de las cenizas de la Humanidad. En esta nueva civilización ya no tienen lugar ni los primeros vampiros ni Robert Neville, que se convierte en Leyenda al ser el último hombre vivo en la tierra.

Esta novela ha tenido tres adaptaciones hasta la fecha: Last Man on Earth (1964), El último hombre...vivo (1971), Soy Leyenda (2007).

LAST MAN ON EARTH

Last Man on Earth (L'Ultimo Uomo Della Terra, 1964), dirigida por Sidney Salkow y Ubaldo Ragona ha sido una película injustamente olvidada hasta el punto de que se encuentra inédita en España. Es la más fiel adaptación de la novela de Matheson. Su rodaje fue planeado, en un principio, por la productora Hammer que finalmente se desentendió del proyecto pasando los derechos a su asociado norteamericano Robert L. Lippert, quién finalmente produjo la película en Italia con la participación en el guión de Matheson aunque bajo el seudónimo de Logan Swanson. Rodada en un intenso blanco y negro logra crear una densa atmósfera, a lo que habría que añadir la excelente y torturada interpretación de Vicent Price. Esta cinta fue, sin duda alguna, la inspiración de George A. Romero en La Noche de los Muertos Vivientes (Night of the Living Dead, 1968), sólo hay que recordar las escenas de acoso de los vampiros a la casa de Neville que Romero retrataría en su film con mayor crudeza. Aparte de ésta, impresiona –y más en la época en la que se rodó- la escena de las hogueras donde eran incinerados a toda prisa los infectados; esta escena es uno de los pasajes más inspirados de la novela de Matheson.

EL ÚLTIMO HOMBRE…VIVO

El último hombre…vivo (The Omega Man, 1971) dirigida por Boris Sagan, sitúa al protagonista en una tierra devastada por un Apocalipsis que ha convertido a los hombres en mutantes albinos que han creado una secta religiosa para arrepentirse del pecado de la Humanidad antes de morir; dicho pecado es la soberbia con la que el hombre ha traspasado las fronteras de la naturaleza. El protagonista, interpretado por Charlton Heston, debe vérselas con la secta de Matthias que le acosará de de noche intentando terminar su vida y como último signo de la antigua y destructiva Humanidad. La redención del protagonista la tendrá de manos de un grupo de supervivientes que se está haciendo inmune a la enfermedad (una especie de comunidad hippie). Los mutantes usan gafas de sol y tienen quemaduras en la piel que parecen secuelas de radiación como guiño al nuclear de la Guerra Fría, y que se reflejó en otras producciones de su época como El planeta de los simios (Planet of the Apes, 1968). Este film fue rodado en una época de esplendor para la scifi americana y para la reputación de Charlton Heston como superviviente y redentor de la Humanidad; añadamos títulos como la mencionada El Planeta de los Simios o Cuando el destino nos alcance (Soylent Green, 1973).

 

SUNSHINE

Artículo escrito por: ALFREDO PANIAGUA

En el espacio nadie puede oír tus gritos

“En el espacio nadie puede oír tus gritos” fue el leitmotiv de la reinvención del cine fantástico a finales de los años setenta. Era el momento del estreno de la gran película de Ridley Scott, Alien, el octavo pasajero (Alien, 1979). Dos años antes de este estreno, en 1977, el género espacial se vería abocado a una serie de interminables exploits de La Guerra de las Galaxias (Star Wars, 1977). Estos exploits reincidían en conspiraciones planetarias, viajes a la velocidad de la luz y combates con malignos emúlos fantásticos de tropas soviéticas y nazis. El estilo argumental y formal que inaugura La Guerra de las Galaxias correspondía más a una necesidad propagandística para ganar la Guerra Fría entre los bloques comunista y capitalista, que a una necesidad de género. El análisis de La Guerra de Las Galaxias pocas veces se ha hecho desde este punto de vista ya que la mitomanía creada a su alrededor han impedido un estudio serio de los personajes, situaciones, y los paralelismos con la realidad sociopolítica de su tiempo, análisis que no trataremos aquí por la magnitud de su alcance y del impacto mediático que la saga Star Wars sigue provocando.

En el momento de la creación de “Alien, el octavo pasajero”, el guionista Dan O´Bannon olvidó los complejos políticos arrastrados por el éxito de La Guerra de las Galaxias. Esto posibilitó que el género se pudiera redefinirse asimismo, añadiendo un componente que lo enriquecería de forma notable: el survival horror. El guión de Dan O´Bannon hablaba de tranquilos viajes espaciales en cruceros de mercancías, en una galaxia en paz, de reencuentro con formas de vida alienígenas y, lo que es definitivo, de la soledad, el silencio y la desesperación de saberse sin escapatoria ante una amenaza biológica desconocida, superior a la tecnología humana en medio del espacio, donde “nadie puede oír tus gritos”. Así, la nave Nostromo se convierte en la ratonera de la casa gótica, donde los fantasmas se cambian por entes alienígenas cuya única intención es comer y reproducirse sin ningún tipo de respeto a la sacrosanta biología humana: nace el SPACE SURVIVAL HORROR, término acuñado por el autor de este artículo, pero que estimo que ortodoxo y sincrético. “Alien, el octavo pasajero” sufrió, aparte de unas buenas y merecidas secuelas, una exploitation de muy bajo presupuesto que nunca llegó ni a acercarse a los resultados obtenidos por Ridley Scott.

Habría que esperar a finales de los años 90 para encontrar una película que retomase de forma digna el Space Survival Horror, Horizonte Final (Event Horizont, 1997) de Paul S.W. Anderson, director afincado en el terreno fantástico desde sus primeras creaciones, y que ha aportado títulos tan importantes como Soldier (Soldier, 1998), Resident Evil (Resident Evil, 2002) o Alien Vs. Predator (Alien Vs. Predator, 2004). Esta película introduce el tema de la misión espacial y del reencuentro con su nave predecesora en dicha misión, ahora nave convertida en un ente maldito e intangible que aniquilará uno a uno a todos sus ocupantes. Como guiño a Alien, el octavo pasajero, encontramos la escena en la que los tripulantes se afanan en recolectar bombonas con líquido refrigerante para asegurar su supervivencia en el viaje de vuelta. La cinta es puro género de terror ambientado en un entorno espacial, tecnificando entidades malignas y convirtiendo a hombres de ciencia en pervertidos entregados a orgías y automutilaciones, poseídos por el Caos primordial, analogía del Mal de la cultura clásica.

Con una línea argumental parecida a Horizonte Final, otro de los directores contemporáneos más arriesgados de nuestro tiempo, Danny Boyle, realiza la película Sunshine (Sunshine, 2007). Danny Boyle es firmante de otra cinta que reinventó el género zombi –perdón, infectados- 28 días después (28 days later, 2002) en un momento en el que el zombi estaba devaluado, debido al estancamiento en el que se encontraba el prototipo de muerto viviente creado por George A. Romero.

Los parecidos con Horizonte Final pueden distraernos de los verdaderos valores de la película, empezando por la contemporaneidad de su argumento: el Sol se muere y ha sumido a la Tierra a una decadencia climática que supondrá la desaparición de gran parte de la vida; una misión, encargada de arrojar una bomba nuclear al Sol ha desaparecido, ahora una nueva nave afronta ese reto. Este argumento recupera para el cine el angst ecológico del hombre moderno, la existencia de una civilización hiperdesarrollada, con tecnología que cada vez nos suena menos a ciencia ficción, causante de su esplendor y su ruina, y la inminencia de un cambio climático que ya ha sido asimilado por nuestra cultura.

La segunda de las naves enviadas a arrojar la bomba al Sol encuentra señales de la primera de ellas. Durante el encuentro, un ente desconocido penetra en la segunda nave y trata de eliminar los tripulantes para evitar que cumplan su misión. Los protagonistas deberán poner a salvo la nave y acabar con el ente, que resulta ser el Capitán de la anterior misión, trastornado y abrumado por la magnificencia del Astro Rey. Éste aparece como un ser desfigurado por las radiaciones solares, desposeído de su esencia humana, como encarnación de la maldad y con la megalomanía de creerse mensajero de fuerzas divinas, dispuesto a sacrificar a la humanidad para atender a un mensaje que ¿sólo él oyó? No, un miembro de la segunda tripulación capta un mensaje similar pero el sacrificio que realiza en un momento del film le distingue del monstruo. Y es el sacrificio y el heroísmo de toda la tripulación, junto a la excelente banda sonora de John Murphy, lo termina de imprimir un tono épico y redentor a la cinta. En definitiva, una película que, gracias a sus sinceridad y modestia, debería ser incluida como referencia dentro del imaginario espacial del cine fantástico.

 

 

Cine fantástico-terror PLANETA5000 cine terror, ciencia ficción, cine... serie B ...
Director-Webmaster-Redactor: José Antonio Monge -
© Copyright 2000-2010 - Escribenos: planeta5000@planeta5000.com - PLANETA5000.COM PRODUCTIONS - CREDITOS -
WEB-PUBLICACIÓN DIGITAL DE CINE GRATUITA PLANETA5000.COM DESDE el año 2000 EN INTERNET